Agencias

Aislamiento e incertidumbre: los siete meses en Guantánamo de una migrante cubana


Una cubana que escapó de su país en 2022 narra la incertidumbre y el aislamiento que vivió durante los siete meses que pasó en la base naval de Guantánamo, que esta semana empezó a recibir migrantes expulsados desde Estados Unidos.

Diez personas arrestadas en suelo estadounidense arribaron el martes a esta base en el este de Cuba, luego de que el presidente Donald Trump ordenara habilitarla para albergar a 30.000 migrantes irregulares.

Estas instalaciones militares alojaron a miles de cubanos y haitianos deseosos de asentarse en Estados Unidos en la década de 1990. The New York Times publicó en septiembre que 37 migrantes pasaron por ahí entre 2020 y 2023.

Entre ellos Yeilis Torres, una cubana de 38 años, que reflexiona en una entrevista telefónica desde Miami con la AFP: "Lo más duro que pasa en la base es la incertidumbre, la espera de ese proceso tan largo", dice en un inusual testimonio sobre su estancia en ese sitio.

Llegó a mediados de 2022. La Guardia Costera la rescató cuando llevaba días a la deriva con otros 16 balseros que pretendían llegar a las costas de Florida y que fueron devueltos a Cuba como los miles que cada año son interceptados en el mar.

Torres fue la única del grupo que consiguió la "protección política", alegando riesgos de regresar a su país.

Una vez en la base naval de Guantánamo -rodeada de mar por un lado y minas antipersonales por el otro- enfrentó soledad y dificultades para hablar con su familia y, dijo, que jamás pudo ponerse en contacto con su abogado.

"Nunca me dieron la oportunidad de hablar con él (abogado)", sostiene, quejándose de la escasa información que tuvo de sus dos hijos pequeños. "Te daban cinco o seis minutos cada tres días para poder hablar con ellos".

- Asilo excepcional -

Entre los 21 migrantes con los que convivió en Guantánamo -18 cubanos, dos haitianos y un dominicano-, Torres logró también conseguir excepcionalmente asilo en Estados Unidos, el resto se vio obligado a aceptar refugio en un tercer país como Canadá y Australia.

Antes de alcanzar la libertad, aguantó siete meses en la base naval, otros cuatro recluida en un centro de detención para extranjeros irregulares en territorio estadounidense y pasó por tres tribunales, señala.

La base de Guantánamo, ubicada desde 1903 en un territorio de 117 km2, alberga desde 2002 una prisión en la que Estados Unidos recluyó a cientos de presos acusados de terrorismo, entre ellos miembros de Al Qaeda.

Esta cárcel, que ha generado fuertes críticas por sus extremas condiciones de detención, aún mantiene a 15 personas tras las rejas.

El centro de detención migratoria está separado de esa cárcel.

- "Proceso duro" -

Al llegar a la base "automáticamente nos pusieron las esposas y unas gafas pintadas de negro para no ver nada", relata Torres. Después fueron trasladados a un centro de salud y luego a una habitación en la zona de dormitorios.

Entonces "sí empezó el proceso duro" de entrevistas con funcionarios del Departamento de Estado para convencerlos del riesgo que corría al volver a su país.

"Estuve aislada tres días. Hay personas que están ahí aisladas en las habitaciones (...) alrededor de tres, cuatro meses", señala esta cubana que actualmente trabaja en una fábrica de algodón.

Entre los detenidos había dos familias con niños y una mujer embarazada. Los menores enfrentaron condiciones especialmente duras, impedidos de ir a la escuela y convivir con otros pequeños de la base.

Torres explica que escapó de la isla tras pasar 10 meses en una prisión de La Habana acusada de atentando por enfrentar a un periodista miembro del comité central del Partido Comunista de Cuba.

Pese a las vicisitudes, Torres se opone al cierre del centro de detención porque considera que ofrece a las "personas que salen huyendo" de su país una posibilidad de defender su causa.

"Nos daban la oportunidad de trabajar", recogiendo basura en la playa, además de recibir un estipendio para comida y productos de aseo, cuenta Torres quien conserva la esperanza de reunirse con la familia que dejó en Cuba.

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