Agencias

Grupo italiano de apoyo a familias de víctimas de sacerdotes lanza red de ayuda


Un grupo italiano de apoyo a las víctimas de violencia sexual cometida por eclesiásticos lanzó el viernes una red de ayuda para las familias afectadas, a menudo rechazadas por sus comunidades en este país mayoritariamente católico.

Los organizadores afirman que se trata de la primera asociación de este tipo en Italia, donde persiste la cultura del silencio en torno a los abusos sexuales cometidos por sacerdotes contra menores, a pesar de los esfuerzos del papa Francisco para abordar el problema.

Una madre, Claudia, explicó haber sido víctima en dos ocasiones: al enterarse de que sus dos hijos pequeños habían sido agredidos por un sacerdote, y luego cuando "toda la parroquia nos abandonó".

"Fue un infierno", porque la comunidad "nos dio la espalda y se burlaba de nosotros", relató a los periodistas durante una rueda de prensa organizada por la asociación Rete L'Abuso ("Red de abusos" en italiano) para lanzar la nueva estructura de apoyo a las familias.

La Iglesia católica en todo el mundo se enfrenta a una ola de revelaciones sobre sacerdotes pedófilos, con casos que abarcan varias décadas.

Sin embargo los activistas afirman que Italia, donde el Vaticano sigue ejerciendo una influencia considerable, ha sido lenta en abordar el problema.

Durante el lanzamiento del nuevo grupo "Familias de sobrevivientes", padres de niños agredidos compartieron historias desgarradoras, lamentando no haber conocido los crímenes hasta mucho después, o indignándose por la traición de la confianza en sus sacerdotes.

"Muchos de nosotros hemos perdido la fe a causa de la propia Iglesia", declaró Cristina Balestrini, cuyo hijo intentó suicidarse tres veces después de ser agredido por un sacerdote.

"Para las familias es difícil explicar que un crimen de agresión crea una víctima, pero también afecta a tantas otras personas cercanas", declaró.

La creación de la nueva red fue motivada por el reciente suicidio de una pareja de Turín que hizo campaña por una mejor protección de los niños.

Se suicidaron dos años después de la muerte de su hija de 28 años, agredida por un familiar cuando tenía cinco o seis años.

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