Agencias

Bailes ancestrales y política en el primer torneo de fútbol indígena de Brasil


Jugadores con coronas de plumas, collares y rostros pintados doblan rodillas en una coreografía en un estadio en Brasilia. Minutos después se miden en la cancha en el primer campeonato nacional indígena de fútbol.

Los pueblos originarios no son inmunes a la pasión futbolística en el país de Pelé y Garrincha, el delantero bicampeón mundial con la "Seleçao" en 1958 y 1962, cuyo padre era de la etnia fulni-ô.

Especialmente vulnerables al cambio climático, los indígenas se movilizaron en los últimos años en Brasil para hacer oír sus causas. Y el "deporte rey" apareció también como una plataforma de visibilidad.

Para el primer torneo indígena nacional, los organizadores buscaron talento entre las más de 300 etnias de Brasil.

Se formaron 92 equipos y en total, 2.700 jugadores participaron en el campeonato iniciado en 2023 a nivel regional, antes de que los mejores se vieran las caras este fin de semana para la final en Brasilia.

La organización no fue fácil, admite uno de sus responsables, Burain Kariri Sapuyá, de Conafer, una agrupación de agricultores familiares que incluye a indígenas.

Lidiaron con "pueblos diversos, lugares diferentes, y un acceso muy complicado", resume a la AFP.

- "La fuerza de los ancestros" -

Los cinco finalistas se miden este fin de semana en el Valmir Campelo Bezerra, el "Bezerrao", un estadio con 20.000 asientos que principalmente acoge entrenamientos de la 'Canarinha'.

Antes de salir al campo, los jugadores realizan una ceremonia ancestral, cantando y bailando al ritmo de tambores y maracas.

"Bailamos para buscar la fuerza de nuestros ancestros", dice Nicinho da Cruz Nascimento, delantero del Pataxó Imbiruçu, de Minas Gerais (sureste).

Pero las flexiones corporales también son un excelente calentamiento, admite sonriendo a la AFP.

Treintañeros, pocos sueñan a estas alturas con un salto al estrellato, pero los partidos son vividos con pasión y transmitidos en vivo por internet.

Valdemiro Lucas lleva una década entrenando a jóvenes en la Tierra Indigena Ivaí, una aldea remota hogar de la etnia Kaingang, a más de 1.500 km de la capital brasileña.

Dice inspirarse en los grandes equipos brasileños como Palmeiras y Flamengo, y querer mostrar que los "indígenas saben jugar a la pelota".

- "Abrir espacios" -

"Podemos hacer un fútbol bonito", defiende también Amauri Carvalho, capitán del Clube Esportivo Aldeia Brejão.

Pero el torneo también es importante para las luchas índígenas "porque abre espacios", dice Carvalho, de la etnia Terena, de Mato Grosso do Sul (centro-oeste).

La cita coincidió esta semana con el Campamento Tierra Libre, un evento anual que reúne a miles de indígenas en Brasilia.

Este año, la cita atrajo a pueblos de otros países de Suramérica y de Oceanía, reunidos para reclamar que sus reivindicaciones climáticas sean tenidas en cuenta durante la COP30 de la ONU, prevista en noviembre en la ciudad amazónica de Belém (norte de Brasil).

También exigieron que el Estado brasileño continúe con la demarcación de sus tierras ancestrales considerada clave contra la destrucción de la selva y para la protección de los pueblos.

"Demarcación ya", rezaba también una pancarta exhibida durante el torneo en Brasilia.

- "Emoción grande" -

El trofeo que se llevará este domingo el campeón nacional está cargado de simbolismo. Lleva el nombre de Galdino Jesus dos Santos, del pueblo Kariri-Sapuyá, asesinado en Brasilia en 1997 por cinco jóvenes que le prendieron fuego.

A pesar de la extenuante travesía en autobús para llegar a Brasilia desde Pataxó, Lucidalva Alves Ferreira aegura que no se hubiera querido perder la cita futbolística.

"Teníamos que venir para cantar, para hacer fuerza y transmitir energía positiva. Es una emoción tan grande que no podemos dejarlos solos", señala esta maestra de educación infantil, de 52 años.

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