Sonia Cunliffe: “La madre Teresa de Calcuta recibió mucho dinero y nunca lo usó para construir hospitales”
El segundo libro de la artista visual Sonia Cunliffe, “El tropiezo del sol”, es un paso firme en su apuesta por el amor y la empatía, factores pocas veces vistos en el arte y la literatura.

Sonia Cunliffe acaba de publicar su segundo libro, la novela El tropiezo del sol (Planeta). En el año 2022, la también artista visual publicó A la izquierda, en el desvío, libro de relatos en los que ya era posible detectar un factor que diferenciaba su propuesta de lo que solemos ver en producción narrativa, y no solo en Perú. En aquella publicación, los recuerdos de infancia adquirían una peculiar fuerza de transmisión a cuenta de la honestidad con la que se conducía la narración. Con El tropiezo del sol, vemos la misma línea honesta, pero su estructura argumental depende más del artificio que de la propia referencialidad.
La autora ingresó al mundo de las artes visuales y las letras ya pasados los 40 años. Creció en un hogar en donde la cultura era importante, es decir, había en ella conceptos sólidos sobre lo que llamamos precisamente cultura. Estudió fotografía y estuvo en talleres de escritura creativa. Es necesario consignar esta información para entender la trayectoria de Sonia Cunliffe, quien en poco tiempo viene destacando a razón de la ya señalada honestidad, a la que ha sumado una curtida visión de la vida. Estos elementos se traducen en exposiciones compactas (a saber, su muestra fotográfica Un hombre y una mujer (2015) es una de las más disruptivas que se hayan podido ver en el circuito) y en libros que tienen el favor de los lectores. Las reediciones son la mejor prueba de esa conexión que la mayoría de las veces es difícil de conseguir.
La poética de Sonia Cunliffe es fuerte porque no cae en los entendibles titubeos temáticos que vemos en artistas y escritores jóvenes. Tal y como dijimos a cuenta de su última exposición Las monjas y la mar (2024): mientras muchos están de ida, Sonia Cunliffe está de vuelta. Además, El tropiezo del sol es una novela que exhibe un peculiar poder: te centra en la vida. Las dos historias que la componen distan de ser felices, por el contrario, el contexto es trágico: un terremoto en la India deja a una mujer en el abandono, los prejuicios de su familia y su necesidad de huida son razones de peso para irse de su país y de esa manera hallar su lugar en el mundo; a este drama personal, se suma el de un matrimonio al borde de la desaparición y quien intenta salvarlo es la esposa. Ambas mujeres se conocen y el destino las lleva a una casa hogar en México.
Líneas atrás señalamos que la propuesta de Sonia Cunliffe es distinta a lo que vemos narrativamente y no solo en estos lares. No es una propuesta que se regodea en la tragedia y en los traumas emocionales, sino que esta depende de la empatía, de la conexión con el otro en los periodos oscuros que depara la experiencia. Ese hecho sencillo hace que la obra de Sonia Cunliffe sea diferente. En sus libros hay un tratamiento de la empatía que conecta con el lector. ¿O solo hay que catalogar como literario lo trágico y el oscurantismo formal?
-En tu obra artística y literaria, está muy presente una preocupación por la humanidad.
- El tropiezo del sol es un libro que habla sobre el amor y el amor siempre es positivo. De alguna u otra manera, el tener amor por otra persona, por un animal, por cualquier cosa que demuestre amor, siempre será positivo y hará que la vida de esa otra persona o de ese otro animal o de quien fuese sea mejor. La novela es atravesada por el amor en todas las circunstancias.
-Yagutri, tu protagonista, lo pierde todo. Pero no está sola, hay gente, mujeres en especial, que la ayudan a salir adelante. Hay una cadena de empatía.
-Me alegra que lo digas así, eso es El tropiezo del sol, una cadena de empatías. Cuando Yagutri llega a Nicaragua, por ejemplo, tiene un contacto visual con una mujer que iba en su vuelo. Yagutri no sabe absolutamente nada, pero esa mujer la acoge y la ayuda, y lo mismo le sucede con otra mujer que conoce tras cruzar la frontera y que le enseña a hacer tortillas de maíz. Mis personajes encuentran en el hecho de ser mujeres una manera de sobrevivir. Siempre hay un lugar para la esperanza si es que hay amor. A Yagutri un policía la encuentra y no la deporta porque cree en la madre Teresa de Calcuta. Estas son cosas que pasan.
-Son circunstancias que suceden y de las que no nos damos cuenta por las prisas.
-Ese es mi día a día, siempre estoy atenta a lo que está sucediendo a mi alrededor y siempre pienso que todo puede tener un efecto multiplicador. Si yo puedo ayudar a una persona que está necesitando sencillamente que le hable bien y si eso la ayuda a recuperarse en ese momento, ¿te imaginas cuántas cosas maravillosas podrá hacer esa persona por el mundo que yo ni siquiera me voy a enterar?
-¿Siempre has sido así?
-Toda mi vida. Yo he estudiado educación, fui profesora de inicial y durante un periodo de mi vida iba a orfanatos y me quedaba días. En los 80 iba a uno que quedaba en Zapallal. No era una época fácil. Siempre he tenido una preocupación por la infancia y una urgencia por ayudar al prójimo.
-Cuando publicaste tu primer libro, lo hiciste viniendo del mundo del arte. Con un segundo libro la visión cambia, porque hay una continuidad de obra. ¿No provenir del mundo literario te ha dado libertad discursiva?
-Definitivamente, tengo un atrevimiento. Al empezar tarde las cosas, como la escritura, ya tienes una experiencia de vida muy grande, muy vasta que se va sumando a lo que tú estás haciendo.
-De ahí lo verosímil en lo que cuentas.
-Es lo que me han dicho varios lectores del libro. Cuando enseñaba educación inicial, seguía yendo a los orfelinatos, es un aprendizaje que se ha visto reflejado en lo que escribo. Tengo un compromiso con la infancia, el cual está también presente en mi obra visual.
-Las mujeres de la novela están empoderadas. En la ayuda mutua, Yagutri empieza a hallar una estabilidad existencial.
-Son mujeres empoderadas en su feminidad. No están en una lucha por el empoderamiento.
-¿Te consideras feminista?
-Todas las mujeres somos feministas, nuestro nombre es fémina. No soy una persona que piense que alguien tiene más derechos que los otros. Creo que todos tenemos los mismos derechos, sino que a las mujeres nos ha costado más tiempo poder lograrlos y son derechos que debemos defender con uñas y dientes. Nadie debe quitar lo que ya se ganó, por ejemplo, lo que está pasando en Argentina o en Estados Unidos con los derechos ya adquiridos. No hay que perderlos.
-En la novela, hay niños, hay un orfelinato.
-Desde muy niña quería ser como las misioneras, pero obviamente no fui misionera, fui profesora de educación inicial, pero siempre tuve esas ganas de trabajar en orfanatos. Como te dije, a los 18 años tomaba mi micro y me iba a Zapallal, pero mi vida era como la de una joven normal, iba a discotecas, me divertía. No es que llevara una vida religiosa. En México tuve la gratísima oportunidad de colaborar en el orfanato de la Madre Teresa de Calcuta, que fue para mí una gran experiencia por la dedicación que tenían en el cuidado de los niños.
-Pero en la novela hay una crítica a la madre Teresa de Calcuta.
-A la par de esa maravillosa experiencia, descubrí este lado que no conocía, porque para mí la madre Teresa de Calcuta era mi rock star del siglo 20, pero ahí recién entendí cómo ella o cómo su congregación entendía la muerte, cómo abrazaban la pobreza con alegría. La madre Teresa recibió dinero de mucha gente, incluso de dictadores, y ese dinero ella nunca lo usó para construir hospitales, se los daba a su iglesia, esa plata iba al Vaticano.
-Hay mucha libertad en los temas que tocas.
-Sí. Cuando regresé a Perú tras haber estudiado fotografía, uno de mis primeros proyectos fue Un hombre y una mujer. Hice el catre de los viejitos teniendo sexo. Todo el mundo me miró como si fuera una loca. Eran cuerpos gordos y feos, pero para mí era precioso porque si bien no había sexo, estaba la pasión por tenerlo, el deseo perdido. No se me pasó por la cabeza que alguien iba a ver eso como algo pornográfico o que eran viejos calatos. No me importó para nada. Fue una exposición exitosa, porque fue también muy atrevida. Fue un atrevimiento a través del amor. El amor es parte fundamental en mi relación con la creación.
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La presentación de El tropiezo del sol será el 25 de abril en Avenida de la Aviación 500, Miraflores. Los comentarios estarán a cargo de la escritora argentina Dolores Reyes.