La última vez que Don Patricio publicó una canción fue hace casi tres años. Entonces toda España sabía quién era ese joven canario, algo larguirucho, con gafas y el pelo a tazón, que había pasado de ser un desconocido a petarlo con varias canciones hechas en su casa. Daba igual que en 2022 Pablo Motos aún no llevase a reguetoneros a El Hormiguero. Las redes sociales y la radio bastaron para ubicarlo. Todo el mundo tarareó en algún momento Contando lunares, su mayor hit hasta hoy, que acumula 328 millones de reproducciones en Spotify y más de 200 en YouTube. Fue la canción más escuchada en España en 2019 por encima de exitazos de Bad Bunny o Con altura de Rosalía. Fichó por una discográfica e hizo giras por toda España y Latinoamérica. Muchos artistas querían colaborar con él y los medios nos lo rifábamos. Hasta que un día, pum, desapareció. Por eso sorprende que más de dos años después regrese tan tranquilo.
Quedamos con él en las oficinas de su oficina de management, un pequeño local situado en un bajo a apenas unos pasos del río Manzanares. Hace un día terrible en Madrid, de los pocos al año en que la lluvia no da un segundo de tregua. Pero saluda mostrándose calmado y sonriente. Muy calmado y muy sonriente.
-¿No estás nervioso después de tanto tiempo sin hacer entrevistas y a sólo unos días de volver a sacar música?
-No, estoy tranquilo. Soy feliz porque he encontrado la tranquilidad. Tengo una vida normal que me gusta. Yo sé que llega mi vuelta, pero es que no tengo pretensiones de nada. Sólo volver a ser feliz con lo que hago y, si va bien, perfecto.
Este mismo viernes, 31 de enero, publica Vuelvo, un single con un título que haría pensar a cualquiera que en su letra va a abrirse en canal y contar todo lo que ha pasado por su cabeza en este tiempo. O, al menos, que contendrá alguna explicación o referencia a su ausencia. No hay un mínimo de eso. Habla de un romance. "En principio no se iba a llamar así, pero tiene ese doble juego. La canción cuenta una historia que me pasó este verano", explica.
Por suerte, el cantante de El Hierro no tiene problema en detallarnos los motivos de su parón. "Lo que me pasó es que perdí la ilusión de hacer música y de girar. No me encontraba cómodo con lo que estaba haciendo", comienza revelando. "La situación me superó. Acabo de estar viendo una entrevista que hicimos en 2020 y he revivido todo aquello. Ya casi no recordaba cómo me había sentido. Ahora salgo a la calle tranquilo, voy a bares o discotecas, o salgo a comprar. Entonces no podía. Necesitaba empezar a vivir cosas nuevas y volver a recuperar a ese niño que se ilusionaba con la música", añade.
Cuenta que no hubo una situación concreta que le hiciera tomar la decisión de parar sino que fue "un cúmulo de cosas". "Mis amigos veían que no era como el de antes, mis padres también me notaban estresado o agobiado. Yo sentía que la situación no me estaba llenando artísticamente y que hacía el mismo concierto en todos los sitios. Hacía música con la que no estaba contento. No la quería sacar y me traía muchos problemas con la discográfica...", dice.
"Tuve que ser un poquito egoísta y pensar en mí. No en mi futuro ni en cómo iba a vivir, sino en estar bien conmigo mismo e intentar salir de ese bucle en el que me había metido", continúa explicando. "Necesitaba no sentirme un impostor sino que me merecía esto otra vez. Yo sé que soy un privilegiado trabajando en lo que amo, pero si la cabeza no te deja seguir creo que lo mejor es darle una vuelta".
Casos como el de Don Patricio ahora no son tan extraños. Otros jóvenes con éxito han decidido parar de golpe al ver cómo su popularidad pasaba de 0 a 100 en semanas. El también canario Quevedo lo hizo el año pasado y el granadino Saiko lo ha repetido. Ambos han hablando abiertamente del precio de la fama y sus consecuencias. Las carreras de los tres guardan bastantes paralelismos. Lo que pasa es que a Don Patricio, el más mayor de los tres, le faltaron referentes en los que apoyarse.
"Usé de psicólogos a mis padres, a mis amigos y el moverme por otros círculos. Me rodeé de otra gente", detalla. "No sé si el ambiente de la música es tóxico, creo que era yo el que no estaba preparado para todo eso", aclara.
La otra gran incógnita es qué ha estado haciendo todo este tiempo. A sus 31 años y mucho más maduro, Patricio Martín explica que básicamente ha estado "viviendo". "El resto de 2022 no hice ninguna canción; en 2023, alguna suelta; y en 2024 no escribí nada hasta que volví de verano. Tenía ganas del regreso, pero me pegué el último verano para mí", resume. "Nunca me he tomado en serio la idea de no volver. He estado dedicándole tiempo a mis amigos y a la familia, saliendo por nuevos lugares y cambiando un poquito de vida. Ahora tengo un grupo de amigos nuevos con los que salgo más. Antes siempre estaba con productores y artistas acudiendo a eventos. Vivo en Madrid desde hace muchísimos años y estoy conociendo la ciudad", dice.
"Usé de psicólogos a mis padres, a mis amigos y el moverme por otros círculos. Me rodeé de otra gente. No estaba preparado para todo lo que pasó"
Además de no haber hecho casi canciones, ha tenido la suerte de no necesitar buscar un empleo. "Gracias a Dios el Patricio del pasado trabajó mucho y lo tengo ahí. Yo soy muy ahorrador, así que no he tenido que trabajar en otra cosa. Además, aunque llevo casi tres años parado hace poco salió el Spotify Wrapped (el resumen de lo más escuchado del año) y mi música sigue escuchándose. Mira a artistas como Mariah Carey, que su canción de Navidad da reproducciones cada fin de año. Este es un trabajo que está muy bien remunerado si te van bien las cosas", afirma.
El tiempo, eso sí, le ha sido útil para reflexionar sobre los errores que cometió cuando estaba en lo más alto de esta montaña rusa que es la industria de la música unida a la popularidad del papel cuché (su romance y ruptura con Lola Índigo fueron materia de análisis rosa). "Las cagadas están ahí y he dejado cadáveres por el camino. Yo tengo muchos defectos, pero mi virtud es saber darme cuenta de ellos e intentar cambiarlos", explica sincero.
Como ejemplo de esos remordimientos relata que una vez sus amigos y compañeros Bejo y Uge le sometieron tras un concierto a "una intervención parecida a las de la serie Cómo conocí a vuestra madre". "Yo los llevaba conmigo a los shows en solitario para que cantaran 15 minutos en el escenario. Un día no sé qué problema hubo que estuve discutiendo. Al llegar al hotel me llamaron a su habitación y me dijeron que qué me pasaba, que me estaba tomando las cosas muy mal. Me dieron un tirón de orejas. Ellos lo tendrán grabado y a mí me gustaría que fuese algo que no vuelva a ocurrir. Las personas no tienen por qué entender que me pase algo. Lo que tengo que hacer es tratar bien a todo el mundo y, si tengo un problema, solucionarlo. No pagarlo con los que me quieren", dice.
Patricio, Bejo y Uge son amigos desde la infancia y, siendo adolescentes, formaron el grupo Locoplaya. Cuando Don Patricio logró el éxito en solitario continuaron publicando algunas canciones juntos y actuando en festivales, pero la banda también ha parado y cada uno se ha centrado en su carrera en solitario. "No sabemos si el grupo va a seguir", confiesa Patricio. "Ojalá que en un futuro nos podamos reencontrar, pero no es algo que hayamos hablado. Cada uno ha crecido, tiene su vida, y nos vemos menos que antes", explica.
De unos años a esta parte ha sido espectacular la oleada de artistas canarios que, como él, ha irrumpido en las listas de éxito de música urbana. En paralelo a Don Patricio llegó Cruz Cafuné. Después despegarían Quevedo o Ptazeta y, en menor medida, Abhir, La Pantera y Juseph. "Yo no pienso que fuese el pionero del clan canario", dice. "Antes la pegó Maikel Delacalle y Dani Romero sonaba en toda España cuando yo estudiaba. Además, cuando era chiquitito estaban Las K-Narias. Fui el primero en Spotify, pero antes hubo otras cosas", asegura.
Lo que él consiguió, en cualquier caso, fue todo un éxito. Además del ya citado Contando lunares, tiene varias canciones por encima de los 50 millones de reproducciones en Spotify. Su sesión con Bizarrap, publicada en plena pandemia, suma otros 57 millones y el sello Warner Music le fichó para publicar una decena de temas. Ahora, algo completamente habitual. Entonces no tanto. Estar en el foco público también le hizo ser blanco de continuas críticas y polémicas. "Yo lo entendía porque un personaje público da visitas, es normal que te utilicen. Mucha gente usa a las personas públicas para defender sus propios pensamientos. Lo acepté y ya está, no fue algo que me quitara el sueño", explica.
"Sé que si las canciones no van bien la gente va a decir: 'Ah, ya no es lo que era'. Estoy preparado para eso. Lo que está en mi mano es hacer música"
En este regreso suyo queda una tercera gran cuestión por aclarar: cómo vuelve y con qué objetivo. Asegura que lo que más ilusión le hace es "volver a los escenarios y a conectar con la gente". Las canciones, dice, intentarán encontrar un estilo propio porque antes estaban muy influidas por el aire desenfadado y de pasarlo bien que tenía Locoplaya. "He crecido y ahora busco otros ritmos y cosas de las que hablar. Las canciones no irán tanto por la fiesta y pasarlo bien como por lo cotidiano", afirma.
Y dice que tiene "súper claro" que de su vida actual quiere mantener a su nuevo grupo de amigos. "Cuando pegué el pelotazo todo era gente nueva que estaba empezando a trabajar conmigo. Ahora he visto que necesito estar con mis amigos nuevos y meterlos en mi equipo. Si te fijas, todos los artistas que les va bien se rodean de gente de confianza. Bad Bunny o C. Tangana lo hacen. Creo que mentalmente te ponen los pies en el suelo y te tratan como el Patricio que has sido siempre en tu casa", apunta.
"Siento que no hay que presumir de lo que conseguiste, sino intentar merecerte lo nuevo que quieres. A mí me gustaría no subir la escalera entera de golpe sino ir pasito a pasito. Que cada canción vaya mejor que la anterior y ganarme un público poco a poco. Sé que si las canciones no van bien la gente va a decir: 'Ah, ya no es lo que era'. Estoy preparado para eso. Lo que está en mi mano es hacer música y que me quieran volver a escuchar", zanja.