¿Qué parte es la subjetiva cuando se establece fehacientemente que la presidenta ha plagiado el 55% del contenido de su tesis? El primer ministro Gustavo Adrianzen ha recurrido a este cuestionamiento al ser interrogado por la determinación fiscal que señala el plagio y ordena a la Biblioteca Nacional, retirar los tres ejemplares de sus archivos.
Es que resulta inverosímil que hombres de leyes, como es el caso del primer ministro, actúen como quienes carecen de la formación necesaria para entender en qué consiste esta conclusión a la que llega la Fiscalía.
Se ha analizado la tesis universitaria de la que Dina Boluarte es coautora. Se trata del texto “El reconocimiento de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario”. Para empezar, algunos de los coautores dicen no haber sido consultados sobre la versión final. En segundo lugar, con el concurso de San Marcos, se hizo una evaluación del texto y se determinó que el contenido no era 100% original y que se había recurrido al plagio. Por el tiempo transcurrido no se podía abrir proceso, por lo que se procedió a señalar el plagio y a disponer que ese texto se elimine de la Biblioteca Nacional.
¿Alguna duda sobre el proceder del fiscal? ¿O sobre los evaluadores? ¿Incluso sobre quienes aparecen como coautores y niegan su participación final?
“Se advierte la reproducción de párrafos exactos de textos originales” señala el Ministerio Público tras culminar la revisión del texto, apoyado en especialistas. La obnubilación que padecen los ministros solo parece explicarse por el afán de quedarse a como dé lugar. Lamentable si para lograrlo hay que alterar la realidad.