Los protagonistas de una historia de sueños cumplidos: "En Mala, nada se bota"
En el kilómetro 85 de la Panamericana Sur, a 45 minutos de Lima, se ubica este distrito donde un grupo de hombres y mujeres realiza emprendimientos saludables y sostenibles para obtener ingresos y dar trabajo a otros miembros de su comunidad. La edad aquí no es una barrera sino una oportunidad.
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No hay mejor manera de conocer una ciudad que a través de su gente. A 85 km al sur de Lima, nos recibe un distrito que ha decidido resaltar su presencia en el mapa con una ruta turística que combina naturaleza, cultura y sostenibilidad. Se trata de Mala, pintoresca localidad que, gracia s a la unión de sus habitantes, está logrando ingresos para ellos, además de proteger el medio ambiente.
Danitza Aburto, Glorita Torres y Benigno Ochoa son vecinos maleños que han decidido transformar realidades. Ellos forman parte de las más de 50 familias que reciben apoyo del proyecto llamado Mala Sostenible, una iniciativa de la Minera Condestable en convenio con el Fondo Ambiental del Perú (Profonanpe).
Benigno Ochoa: el amante del campo
La vida no fue fácil para Benigno Ochoa. En el 2008 perdió a su único hijo y hace 14 años a su esposa. Sin embargo, a sus 71 años, logró reponerse y ha demostrado que la edad es solo un número.
Lo encontramos en el fundo Mi Viejo Querido, cerca a una planta de biofertilizantes. Ahí, con un mandil blanco que cubre su camisa celeste, una gorra de malla y los brazos extendidos, nos recibe Benigno. Con la amabilidad que lo caracteriza, nos cuenta sobre Nutri Yawar, el biofertilizante maleño que produce junto con sus compañeros. El brillo en sus ojos refleja lo orgulloso que se siente de dar a conocer su trabajo.

Mala ofrece atractivos turísticos y variada oferta gastronómica. Foto: Kevinn García
“Es un trabajo bien hecho, lo hacemos con bastante voluntad, soy un ejemplo de chacra, toda la vida me he dedicado a eso, y continuaré hasta donde se pueda”, señala.
Su amor por el campo nació hace más de 30 años cuando llegó a Mala. Desde entonces ha sido agricultor. Sin embargo, luego del terremoto del 2007 en Pisco, su único hijo decidió viajar a Chile para trabajar y darles una mejor calidad de vida. Lamentablemente, un año después, falleció. Y en el año 2011, murió su esposa. “Seguiré adelante hasta donde Dios me permita. Me trae bastante nostalgia, pero no gano nada entristeciéndome”, comenta.
En la Asociación de Productores de Biofertilizantes de Mala (Probima), Benigno encontró una nueva familia conformada por 10 mujeres y 2 hombres, la mayoría de la tercera edad, que seguramente en otro lugar no tendrían la oportunidad de hacer lo que les gusta.
Gloria Torres: la eterna soñadora
Concebir una idea de negocio puede resultar complicado. Sin embargo, si cuentas con un alimento emblemático y abundante como el plátano maleño, la opción es clara. Y así, todos los miércoles, las calles maleñas se cubren con el aroma de los chifles Puquchi.

Gloria Torres elabora sabrosos productos a partir de las frutas que crecen en Mala. Foto Kevinn García
Ocho mujeres, desde las 8 de la mañana hasta las 7 de la noche, se dedican a producir este derivado del plátano que comercializan para aportar a la economía familiar.
Entre las ocho encontramos a Gloria Torres, de 52 años. Desde niña entendió que el único camino para salir adelante era el trabajo. Comenzó vendiendo en los mercados, hasta que llegó a Mala y con sus ahorros logró abrir una tienda. Sin embargo, los ingresos no eran suficientes para pagar los estudios superiores de su hija. Por eso, cuando le llegó la oportunidad de formar parte de un negocio sostenible, no lo dudó. Ahora es la presidenta de la Asociación de Ecoproductores de Derivados del Plátano Maleño (Ecodep).

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“Yo tengo una hija en estudios superiores y me sentía frustrada porque la venta en la tienda no daba. Esto es una gran ayuda para mi hogar y también para los de mis compañeras”, señala.
Mientras Gloria nos cuenta cómo se lleva con sus compañeras y las metas que tienen en equipo, en su rostro se puede apreciar la emoción de haber conseguido uno de sus sueños.
Ser emprendedora no es un camino fácil, pero lo está logrando y su familia la ve como un ejemplo a seguir. “Nunca es tarde para aprender y salir adelante. Uno no puede decir no puedo, todos tenemos sueños, la edad no quiere decir que no podemos”, asegura.
Así como Gloria, sus compañeras también son ejemplo de superación y perseverancia. Todas cuentan con una historia diferente, pero las une sus ganas de salir adelante. Su objetivo es que los chifles Puquchi sean comercializados a nivel nacional y no hay duda que lo lograrán.

La Asociación de Ecoproductores cuenta con varios asociados. Foto: Kevinn García
Danitza Aburto: la reina del sur
La playa Bujama nos recibe al ritmo de bongó y cajón. La familia afrodescendiente de Danitza Aburto alegran nuestra llegada y nos dan la bienvenida. Con una sonrisa pícara, vemos a la presidenta de la Asociación de Playa Bujama bailar junto con su hija y su sobrina, mientras su hermano toca el cajón. Luego del agradable recibimiento, conocemos a la emprendedora de 44 años. “Bujama baja, tierra de grandes pescadores y de afrodescendientes del ritmo negro”, afirma.

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A los 12 años, Danitza se vio en la necesidad de salir a trabajar para llevar alimento a su mesa y empezó ganando cinco soles diarios. Desde entonces no ha parado de trabajar y hoy la vida le ha permitido establecerse en un solo lugar donde puede hacer crecer a sus hijos. “He trabajado de limpieza pública, costurera, vendedora en la playa y más”, comenta.
Ya con los recursos suficientes, decidió retomar su carrera como auxiliar de educación inicial y en menos de un mes ya podrá ejercer. Orgullo y admiración es lo que siente Cataleya Vargas, su hija, cuando ve a su madre bailar y ser la presidenta de una asociación tan importante. “Me hace sentir feliz y sé que mi mamá está avanzando. Mi mamá empezó de cero y ahora hasta presidenta es y ha logrado sus metas”.
Danitza Aburto es conocida como la reina del sur, ahora que se dedica al alquiler de sombrillas y sillas de playa. Sus colegas comerciantes le pusieron ese nombre por ser la presidenta de la asociación. Y ahora los veraneantes también la llaman así cada vez que visitan la playa Bujama.

Danitza Aburto es la reina de los emprendimiento en la playa Bujama. Foto: Kevinn García
El objetivo: beneficiar a 150 familias
Todos los emprendimientos que hemos conocido en este recorrido son econegocios que utilizan los recursos orgánicos para generar trabajo en la comunidad y cuidar el medio ambiente. Por eso se dice que en Mala nada se bota. Además, cuentan con una planta de bioconversión que transforma los residuos orgánicos en abono para plantas y alimento para animales.

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Este es el valor agregado en el que Profonanpe viene trabajando desde hace 2 años con una proyección de ayudar a muchas más familias. “El objetivo es contribuir a mejorar las condiciones de vida de la población a través de la diversificación de sus fuentes de ingreso. Para ello promovemos econegocios y el ecoturismo sostenible”, dice Erick Romero, coordinador del proyecto Mala Sostenible.