La presencia de microplásticos en nuestra vida cotidiana ha generado alarmas en científicos y consumidores por igual. Estos diminutos fragmentos de plástico, que van desde el tamaño de un micrómetro hasta los cinco milímetros, están presentes en todo el entorno, desde el agua hasta los alimentos. Aunque es casi imposible evitar su ingestión, los efectos de los microplásticos en la salud humana comienzan a preocupar a expertos, quienes alertan sobre sus potenciales riesgos a largo plazo. Según un estudio de WWF, la cantidad de microplásticos que ingerimos cada semana equivale al peso de una tarjeta de crédito.
El impacto de los microplásticos va más allá de los océanos, donde la contaminación afecta a los ecosistemas marinos. Estos fragmentos de plástico, que se originan principalmente del uso excesivo de productos derivados del petróleo, terminan en nuestra comida y bebida. Estudios han demostrado que los microplásticos pueden ser absorbidos por los alimentos, y lo peor es que los efectos de estas pequeñas partículas en el cuerpo humano aún están bajo investigación.
Los microplásticos son partículas de plástico de tamaño inferior a 5 milímetros. Foto: IStock
Investigaciones recientes sugieren que esas partículas diminutas de plástico pueden atravesar la barrera intestinal y entrar al torrente sanguíneo, afecta órganos vitales como el hígado, los pulmones e incluso la placenta. Diversos estudios han encontrado microplásticos en la sangre, el cerebro y en la leche materna, lo que abre interrogantes sobre su impacto a largo plazo en el desarrollo humano y la función hormonal.
Uno de los mayores peligros de los microplásticos es su capacidad de liberar sustancias químicas tóxicas en el cuerpo. Estas sustancias, que incluyen ftalatos y bisfenol A (BPA), pueden alterar el sistema endocrino, provocando problemas hormonales y aumentando el riesgo de enfermedades como el cáncer. La comunidad científica sigue investigando los riesgos asociados con los microplásticos, pero es claro que su presencia en los alimentos debe ser un tema de atención urgente.
Un estudio realizado por Greenpeace Reino Unido ha identificado alimentos y bebidas comunes en los que la presencia de microplásticos es alarmante. A continuación, te presentamos los cinco productos más contaminados:
La sal y la agua embotellada son los alimentos que más cantidad de microplásticos contienen, según Greenpeace.
Reducir la exposición a los microplásticos no es fácil, pero existen varias acciones que podemos tomar para minimizar su presencia en nuestra dieta. Una de las medidas más efectivas es optar por recipientes de vidrio, acero inoxidable o cerámica en lugar de los plásticos, especialmente al almacenar alimentos y bebidas. También es recomendable evitar los alimentos precocinados y las comidas que vienen en envases plásticos, ya que estos tienden a tener una mayor concentración de microplásticos.
Al consumir té, es preferible optar por hojas sueltas en lugar de bolsitas de plástico. Asimismo, elegir agua filtrada o de botellas reutilizables, como las de vidrio o acero inoxidable, puede reducir significativamente la cantidad de microplásticos ingeridos.