Agencias

Arte para aliviar a los supervivientes del sismo de Turquía


A primera vista, parece una imagen alegre, la de cientos de caras sonrientes sacadas de periódicos y pegadas dentro de un marco. Pero son fantasmas, víctimas del sismo que se cobró más de 53.000 vidas en Turquía en 2023.

El montaje es obra de una artista local de Antakya, golpeada por un terremoto de magnitud 7,8 que devastó extensas zonas del sur de Turquía el 6 de febrero de 2023.

"No sé quiénes son pero 'conozco' a todos y cada uno de ellos", dice la artista Emel Genc, de 43 años, que, según reconoció, derramó lágrimas con cada una de las caras que fue colocando.

"Cuando pongo la memoria de la gente dentro de esos marcos, con todo ese vacío y desesperación, ellos ven sus propias vidas. Hay tristeza pero también alegría por que alguien esté intentando mantener viva toda esa memoria", explica a AFP.

En el sismo de 2023, Antakya, donde se alzaba la antigua Antioquía, se llevó la peor parte. El 90% de los edificios se perdió y más de 20.000 personas murieron en esa localidad y en la provincia donde se encuentra, Hatay.

"Perdimos una ciudad entera", apunta Genc, que utiliza objetos rescatados de entre las ruinas --como fotos viejas, baratijas, pedazos de hormigón-- en sus obras, con las que expresa "el absoluto vacío y la desesperación de haberlo perdido absolutamente todo".

- Los artistas, la "memoria" de la ciudad -

Muchas de las creaciones de Genc se pueden ver en el Mercado de Arte y Cultura de Antakya, un conjunto de puestos de madera al aire libre que abrió el 1 de enero y que sirve de escaparate a más de 70 artistas locales.

"Durante el terremoto, muchos de los lugares culturales y sociales de la ciudad quedaron reducidos a escombros", explicó Hakan Boyaci, que está al frente de la asociación cultural de Hatay.

El objetivo era crear un espacio que pudiera traer de vuelta a los artistas, muchos de los cuales se habían ido, ofreciéndoles un lugar donde mostrar su trabajo y crear un punto de encuentro para la comunidad.

"Uno puede reconstruir casas y edificios pero eso solo no pondrá a la ciudad de nuevo en pie", indica Boyaci, que se refiere a los artistas como "la memoria de la ciudad".

Es miércoles por la tarde y en el mercadillo solo hay un puñado de visitantes, curioseando por las ventanas y hablando con los artistas, algunos de los cuales imparten talleres.

Una niña sujeta, orgullosa, una obra que ha hecho con papel, mientras su familia le sonríe y le hace fotos.

"Mucha gente todavía vive en casas contenedores y necesitaban algún lugar por donde salir. Este lugar proporciona un espacio para encuentros sociales y un alivio a través del arte y de la cultura", comenta Boyaci.

Además, en septiembre se puso en marcha una iniciativa con restaurantes golpeados por el sismo.

El Mercado Gastronómico de Antakya exhibe el rico patrimonio culinario de la ciudad, gran parte del cual está inspirado en la siria Alepo, a solo dos horas por carretera.

- Mosaicos para "sanar" -

Desde hacía 10 años, Eser Mansuroglu, de 47 años, creaba mosaicos de temática tradicional con objetos antiguos.

Pero desde el terremoto, se ha dedicado a copiar imágenes que la conmueven profundamente.

Una de ellas, la de un hombre con un chaleco naranja fluorescente sentado entre los escombros, agarrando la mano de su hija de 15 años. La imagen fue tomada por el fotógrafo de AFP Adem Altan.

"No soltó la mano de su hija hasta por la mañana, pese a que sabía que había muerto. Eso me afectó mucho porque yo también perdí a mi madre y a mi hermano", explica Mansuroglu.

Según dice, creó los mosaicos para digerir el dolor.

"Después de tantas muertes estábamos en un lugar muy muy malo. Durante un tiempo, paré de hacer arte pero entonces me volqué en ello para curarme", cuenta.

"Era como una terapia", afirma. "Sané haciendo mosaicos".

Afuera del complejo, dos artistas pintan unos coloridos frisos en unas paredes de hormigón.

"El arte es una manera de documentar la historia", asegura Mehmet Ercin, un grafitero de 27 años que recibió el encargo de plasmar escenas sobre la rica historia de la ciudad.

Pero decidió omitir un evento clave: "No vamos a pintar el terremoto porque no queremos recordarlo".

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