En medio de una profunda crisis económica en Bolivia —caracterizada por una alta inflación, escasez de divisas extranjeras y desabastecimiento de combustibles—, el poder adquisitivo de la ciudadanía se ha visto gravemente afectado. Frente a este escenario, surge una pregunta esencial: ¿qué se puede adquirir actualmente con 100 dólares en esta nación sudamericana? El país atraviesa una de las coyunturas económicas más críticas de la última década.
La falta de dólares en Bolivia, el alza generalizada de precios y la presión sobre la canasta básica configuran un escenario que, de acuerdo con expertos y datos oficiales, podría derivar en una nueva ola migratoria.
El tipo de cambio oficial se mantiene en 6,96 bolivianos por dólar, según el Banco Central de Bolivia. Esto significa que 100 dólares equivalen a 696 bolivianos si se accede al mercado formal. Sin embargo, la falta de divisas ha impulsado la aparición de un mercado paralelo, donde el dólar se cotiza a un precio más elevado, aunque no existen cifras públicas verificadas sobre su valor exacto al margen del sistema bancario.
La escasez de dólares también ha llevado a medidas extraordinarias. Por ejemplo, la empresa estatal YPFB comenzó a usar criptomonedas para pagar importaciones de combustibles, ante la imposibilidad de acceder a divisas suficientes en el sistema tradicional. Esta medida refleja el nivel de presión que enfrenta el país para sostener su funcionamiento económico básico.
Con 696 bolivianos, el equivalente oficial de 100 dólares, una persona puede acceder a ciertos productos básicos. Sin embargo, el valor real de esa suma ha disminuido significativamente debido a la inflación. Según un análisis del economista Fernando Romero —presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija—, Bolivia alcanzó en febrero de 2025 una inflación interanual del 13,22 %, la tercera más alta de Sudamérica. A continuación, algunos precios estimados de alimentos y servicios esenciales:
Además, el costo promedio de un pasaje en transporte público es de 2 bolivianos. Los productos de higiene personal (papel higiénico, jabón, pasta dental) superan los 40 bolivianos en total. Sin embargo, el acceso a combustibles como la gasolina está restringido por el desabastecimiento, lo que ha generado filas de hasta seis horas en algunas regiones.
El deterioro económico en Bolivia no solo afecta el consumo interno, sino que también está generando inquietud social. Aunque no se han reportado cifras oficiales sobre un aumento masivo de salidas del país, medios especializados y analistas advierten que podría iniciarse una ola migratoria, especialmente desde regiones rurales afectadas por la falta de combustible y el alza del costo de vida.
La producción agrícola también enfrenta dificultades. En Santa Cruz, los productores de soya alertaron sobre pérdidas significativas por la falta de diésel para las cosechadoras, lo que agrava la situación económica del campo y podría tener un impacto directo en el empleo rural y el abastecimiento de alimentos básicos.
El economista boliviano Enrique Ayo analizó la actual escasez de gas en su país y atribuyó el problema a un modelo económico que, según afirmó, se centró únicamente en el consumo y dejó de lado pilares clave como la inversión, el gasto público equilibrado y la exploración energética.
De acuerdo con lo que explicó en declaraciones para Latina Noticias, el Gobierno boliviano priorizó el consumo interno y no destinó los recursos necesarios para la exploración y explotación de nuevas reservas de gas. Esta falta de inversión estratégica provocó el agotamiento del recurso, lo que obligó al Estado a aumentar el gasto público en la creación de empresas estatales que, según Ayo, no han sido viables.
“El Gobierno empezó a incrementar los gastos en la creación de empresas que no tienen sentido, que no funcionan en Bolivia. Las exportaciones cayeron y las importaciones subieron”, señaló el economista. También advirtió que, desde 2015, ante la ausencia de nuevas fuentes de ingresos, el Gobierno comenzó a utilizar las reservas internacionales netas del país para mantener estable el tipo de cambio. “No se generaban recursos y se empezó a gastar las reservas del Estado para sostener el tipo de cambio fijo”, agregó.