Basural gigante en Tumbes pone en peligro a la población
Abandono. Marisol Pérez Tello, exministra de Justicia, advirtió que en Zarumilla hay un enorme basural con desechos expuestos a la intemperie que no solo contamina el ambiente sino la población más cercana. Dirigente indicó que esta zona tiene una extensión de casi cinco hectáreas y tiene 20 años de antigüedad. Recicladores no cuentan con los implementos necesario.
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A solo cinco minutos de viviendas y comercios en Zarumilla, Tumbes, un gigantesco basural municipal expone toneladas de desechos a la intemperie, sin ningún tipo de tratamiento ni medidas de seguridad. La exministra de justicia y excongresista, Marisol Pérez Tello, denunció recientemente esta crítica situación y alertó sobre su impacto ambiental y en la salud de la población.
Al respecto, Marisol Pérez Tello advirtió a La República que en Zarumilla existe un enorme basural con desechos expuestos a la intemperie, mientras que los residuos enterrados ya han comenzado a contaminar el subsuelo y las corrientes de agua. “Parece una pesadilla, pero es una realidad. En Zarumilla, a dos horas de la ciudad de Tumbes, no solo entierran basura: están sepultando el futuro del distrito y, con él, el agua, la tierra y la vida de todos”.
Asimismo, señaló que los recicladores independientes que trabajan en el lugar no cuentan con los implementos necesarios para realizar su labor de manera segura, una tarea que las municipalidades han dejado de lado.

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“No solo no los organizan, sino que tampoco les brindan la protección adecuada. Encima, les trasladan responsabilidades que corresponden a las autoridades. Si ellos no retiraran las botellas, latas y otros residuos reciclables, todo eso simplemente se quemaría. No piden caridad. Piden lo mínimo: mascarillas, protección, respeto y condiciones dignas para trabajar”.
Pérez Destacó que en muchos países la basura es rentable, ya que puede convertirse en humus, en energía o, al menos, ser manejada con responsabilidad. Sin embargo, en el Perú, se sigue viendo como un desecho sin valor en lugar de una oportunidad para un manejo sostenible.

El basural municipal se encuentra alrededor de cinco minutos de la población más cercana. Foto: LR
Población afectada
Un dirigente de la zona, que prefirió mantenerse en el anonimato, advirtió que este basural, con una extensión de casi cinco hectáreas y casi de 20 años de antigüedad, se encuentra a menos de medio kilómetro de viviendas, restaurantes campestres y negocios. Su cercanía representa un serio riesgo de contaminación para la salud de los habitantes.
Además, informó que este basural pertenece a la Municipalidad Provincial de Zarumilla, así como a las municipalidades de Aguas Verdes y Papayal. Sostuvo que no solo estas municipalidades arrojan sus desechos en la zona, sino también una empresa langostinera.
No es todo. Acusó que en varias ocasiones, durante la noche, los trabajadores de la misma municipalidad quemaban la basura, lo que generaba un humo denso que se dispersaba por el aire, llegando hasta la población.
Según nuestra fuente, este humo ha causado graves problemas de salud en las personas, quienes sufren de bronquitis, enfermedades dermatológicas e incluso niños con vías respiratorias afectadas. Algunos, además, han presentado diarrea, ya que el foco de contagio se encuentra allí.
“La acumulación de basura ha sido tal que han formado grandes huecos para enterrarla. Las corrientes de agua llevan consigo un olor fétido, y esa es la gran preocupación que existe en Zarumilla”, sostuvo.

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Los recicladores no cuentan con los implementos adecuados para su labor y se exponen a enfermedades graves. Foto: Difusión
Recicladores sin protección
Una de las recicladoras, quien prefirió permanecer en el anonimato, informó que son 30 trabajadores independientes los que carecen de los implementos necesarios para trabajar en el basural. Además, mencionó que la municipalidad de Zarumilla les había prometido hace varios años brindarles estos equipos, pero hasta el momento no se ha cumplido.
“Hay recicladores que enferman de tumores, que padecen problemas en la piel, que sufren heridas y muchas otras afecciones porque no estamos protegidos. Nos exponemos a demasiadas enfermedades. No tenemos apoyo de nadie”, lamentó.
También, indicó que teme quejarse sobre las condiciones de trabajo, ya que los amenazan y no les permiten ingresar al lugar a reciclar.
Riesgo a enfermedades
María del Carmen Piccone, ingeniera ambiental y especialista en Gestión Ambiental, expresó que uno de los principales problemas es el riesgo de enfermedades debido a la exposición de la población cercana, especialmente a quienes se encuentran a sotavento, donde el viento arrastra los contaminantes hacia ellos.
Señaló también que los recicladores, que viven de recoger y separar desechos en la zona, son los más afectados. Al estar tan expuestos, están más propensos a sufrir enfermedades respiratorias y dermatológicas.
“En estos basurales, la falta de segregación provoca la mezcla de residuos peligrosos y no peligrosos, lo cual puede generar compuestos tóxicos que afectan la calidad del aire. En cuanto al agua, la cercanía de la napa freática a la superficie permite que los desechos contaminen los pozos de agua de la población. Esto conlleva a problemas gástricos e intestinales”.
De acuerdo a Piccone, la contaminación del aire representa una preocupación constante, debido a los malos olores que el viento arrastra hacia las áreas residenciales cercanas. Resaltó que esto genera malestar en las personas, especialmente en los niños y ancianos, quienes son más vulnerables a enfermedades respiratorias y dermatológicas.
“Como país, tenemos buenas leyes sobre la gestión de residuos sólidos, bien estructuradas y reglamentadas. Sin embargo, el problema radica en el cumplimiento. Las autoridades parecen no darle suficiente importancia al reciclaje y a los basurales. La quema de basura genera gases de efecto invernadero y contribuyen al calentamiento global”.
Proyecto de tratamiento de basura
En 2014, el arquitecto Juan Carlos Zapata realizó un estudio sobre la basura en el mercado La Parada, convirtiendo los desechos en material orgánico. En este contexto, explicó que los residuos inorgánicos, como plásticos, cartones y bolsas, son los que usualmente adquieren las empresas. El principal problema surgía cuando la basura orgánica se mezclaba con los residuos de la calle.
Zapata destacó que, según su estudio, sería más conveniente intervenir los desechos de los mercados antes de que lleguen al botadero. En lugar de enviar los residuos a un vertedero, propuso coordinar el desarrollo de abonos a partir de la materia orgánica generada en los mercados, los cuales podrían usarse en cultivos o como alimento para animales.
En su visión, la clave está en reaprovechar la basura desde su origen, evitando que termine en botaderos o rellenos sanitarios. Además, mencionó que la municipalidad de Surco instaló su planta recicladora.
Propuso que la municipalidad de Zarumilla podría aplicar estos ejemplos y adaptarlos al basurero local. Sugirió que, para el diseño de los botaderos se sigue condiciones mínimas y un protocolo adecuado para su gestión.